Miedo a fallar en el deporte
"Michael no era perfecto, también tenía malos partidos. Tenía pérdidas de balón y partidos en los que sentía que debería haber sido mejor. Pero creo que lo más grande de Jordan era que no tenía miedo al fracaso. Nunca tuvo miedo de lo que alguien dijera sobre él...ése es uno de mis mayores obstáculos. Tengo miedo a fracasar. Tengo que seguir ganando y no preocuparme sobre ello. Sólo seguir ganando."
Lebron James, extracto de entrevista realizada para la ESPN (Broussard, 2013).
El miedo es una de las emociones cuya gestión se hace imprescindible para conseguir un óptimo performance del deportista de alto rendimiento. Como todas las emociones, el miedo en sí no es un problema, pero puede resultar un obstáculo insalvable en determinadas circunstancias; convirtiéndose en una de las fuentes de ansiedad y estrés más relevantes que puede sufrir un deportista o cualquier ser humano. Varios trabajos de investigación concluyen que el miedo al fracaso y a la evaluación social negativa (Dunn, 1999, citado por (Cox, 2009) serían la causa más común de ansiedad de estado de deportistas profesionales. Asimismo, el miedo a fallar, a no estar a la altura, y a no sentirse capaz de soportar la presión o la opinión de los demás (Moreno Murcia, Conte Marín, Silveira Torregrosa, & Ruiz Perez, 2014) se constituye en una de las fuentes de ansiedad y estrés más relevantes en el deporte.
El miedo por tanto se convierte en una variable cuya influencia en el rendimiento deportivo conviene analizar y tener en cuenta. Varios estudios destacan como el miedo a la evaluación negativa (Molina, Chorot, & Valiente, 2014) interfiere con el rendimiento deportivo en situaciones de alta presión deportiva (choking). Estos, basado en una muestra de jugadores de baloncesto, evidencian cómo el grupo con una elevada predisposición al miedo a la evaluación negativa redujo el rendimiento durante el periodo de alta presión psicológica, mientras que el grupo de bajo miedo a la evaluación negativa exhibió un rendimiento similar tanto en momentos de baja presión como alta presión. Esto es, el miedo, en este caso a la evaluación negativa, actúa como un modulador del efecto de la presión psicológica. De este modo es posible comprender algunos comportamientos en competición en situaciones de alta presión y como algunos deportistas tienen éxito y otros fracasan en estas situaciones independientemente de su talento o habilidad.
La influencia del miedo en el ámbito deportivo tiene la peculiaridad de afectar a personas que dominan perfectamente su especialidad, que han invertido miles de horas en entrenamientos y que teóricamente su preparación les capacita para obtener un rendimiento óptimo en competición. Sin embargo, en determinadas circunstancias se bloquean y aparece lo que los autores americanos denominan choking (Moreno Murcia et al., 2014), afectando notablemente su rendimiento deportivo.
Qué es el miedo a fallar y por qué puede afectar tanto al rendimiento deportivo
Uno de los momentos más dramáticos y emotivos que se puede observar en el transcurso de una competición deportiva es el del lanzamiento de una tanda de penaltis en las rondas finales de una competición como un mundial de fútbol. En estos lances cualquiera puede observar los rostros de tensión de aquellos jugadores que tienen la responsabilidad de lanzar los penaltis. A veces es posible distinguir el pánico en los rostros de algunos jugadores e incluso adivinar quién va a fallar según el grado de tensión reflejado en el rostro.
Lo más interesante de las rondas de penaltis es que hasta los mejores jugadores del mundo son capaces de fallarlos y que la máxima tensión que se produce en estos momentos desborda incluso a las superestrellas. Uno de los ejemplos más palpables podría ser el del penalti fallado por Leo Messi, para muchos el mejor jugador del mundo, en la final de la Copa América de 2016, que concluyó con la derrota de Argentina ante Chile y que provocó el anuncio, posteriormente incumplido, de no querer volver a jugar con la selección nacional de fútbol de Argentina.
El hecho es que el miedo es una emoción que influye de manera determinante en el rendimiento deportivo y cuando sus efectos traspasan un determinado umbral correlaciona negativamente con este. Asimismo, el miedo puede tener una influencia decisiva en la carrera de un deportista, por ejemplo cuando sufre una experiencia emocional negativa en una situación de competición. Esta experiencia puede llevar a un deportista con éxito y talento a sufrir un bloqueo de la performance, dicho de otro modo un bloqueo de su rendimiento.
El problema muchas veces es que los fallidos intentos de solución consiguen que el problema se estructure y el deportista llegue a perder la confianza en sus capacidades, o en parte de sus capacidades.
El miedo a fallar es un miedo que podríamos denominar secundario, esto es, el deportista no tiene miedo a fallar en sí, sino que tiene miedo a las consecuencias del fallo; el deseo de conseguir el éxito y ser mejor que los demás puede llegar a generar tensión, ansiedad y miedo a fallar. Asimismo, los principales temores a las consecuencias que los deportistas atribuyen al fallo serían, a saber, la devaluación de la autoestima, el castigo y la pérdida de su valoración social (Conroy, Poczwardowski, & Henschen, 2001) . Por tanto el miedo a sufrir una de estas situaciones lleva al deportista a evitar las situaciones que concibe como peligrosas por la posibilidad de fallar.
Pongamos un ejemplo de esto. Un futbolista que normalmente tiene un elevado porcentaje de acierto en el pase a larga distancia, un día, en un partido importante, comete un error en un pase largo que produce una contra del equipo contrario que acaba convirtiéndose en gol. Sus compañeros, su entrenador, el público, la prensa, el club critican, de modo a veces más explícito a veces menos, el error del jugador. Tras esta experiencia emocional negativa el jugador en el siguiente partido evita dar un pase largo, esto es, ante el miedo a fallar adopta la solución de evitar. El caso es que, debido a este intento de solución, el futbolista ha creado su propia trampa. Esto lo podemos explicar porque ha creado lo que se denomina un doble vínculo (Watzlawick & Jackson, 1981). A saber, cada vez que el jugador evita dar un pase largo está provocando un doble efecto: De una parte, al no intentar el pase largo percibe que comete menos errores, es decir en este sentido la solución funciona; pero por otra parte está sintiendo que ya no es capaz de dar un pase largo. En suma, el miedo a fallar el pase largo ha provocado un intento de solución, la evitación y ha puesto en marcha un mecanismo de respuesta disfuncional que ha bloqueado parte de sus capacidades.
El miedo no es ansiedad y viceversa
Por otra parte, es importante hacer una distinción clara entre miedo y ansiedad. El miedo es una emoción que activa determinadas respuestas fisiológicas, que se activan en milésimas de segundo (Nardone, 2014), con el objetivo de dar una respuesta de lucha o huida. A esta reacción, cuando se mantiene más allá de la inmediata respuesta, la llamamos ansiedad. Es por tanto un mecanismo de defensa natural que sólo cuando supera cierto umbral deviene disfuncional. El fracaso de muchas intervenciones en el ámbito del control de la ansiedad o el estrés se produce como consecuencia de soslayar que la ansiedad es muchas veces sólo la reacción fisiológica que desencadena el miedo.
Actuando sólo sobre la ansiedad el miedo permanece provocando en ocasiones un efecto paradójico que incrementa el miedo en vez de reducirlo (Nardone, 2014).
Por tanto, es necesario actuar en el mecanismo del miedo y no sólo sobre su síntoma, siendo el único modo de solución realmente eficaz. Sin embargo, la mayoría de las maniobras que aparecen en la literatura de la psicología deportiva están orientadas al control de la ansiedad y muy pocas o casi ninguna a su origen: el miedo. Esto no quiere decir que no sea útil trabajar sobre la gestión de la ansiedad, sobre todo de cara a ayudarnos a emplear las estrategias de afrontamiento del miedo, pero el trabajo no debe centrarse únicamente sobre esta.
Principales causas de miedo en el ámbito del deporte
En el ámbito del deporte y en especial en el alto rendimiento, las exigencias competitivas, la evaluación social, la necesidad de llevar el cuerpo al límite, etc., hacen que el deportista tenga que afrontar continuamente retos verdaderamente complicados a lo largo de toda su carrera deportiva. Por este motivo parece necesario describir las principales causas de miedo que afectan a los deportistas. Estos miedos pueden convertirse en disfuncionales o incluso patológicos en función de cómo el deportista los perciba, interprete y reaccione ante ellos.
Miedo a fallar
El miedo a fallar es un miedo que podríamos denominar secundario, esto es, el deportista no tiene miedo a fallar en sí, sino que tiene miedo a las consecuencias del fallo; como señalan Hosek y Man (citados por Moreno Murcia et al., 2014) el deseo de conseguir el éxito y ser mejor que los demás puede llegar a generar tensión, ansiedad y miedo a fallar. Asimismo, los principales temores a las consecuencias que los deportistas atribuyen al fallo serían, a saber, la devaluación de la autoestima, el castigo y la pérdida de su valoración social (Conroy, Poczwardowski, & Henschen, 2001) . Por tanto el miedo a sufrir una de estas situaciones lleva al deportista a evitar las situaciones que concibe como peligrosas por la posibilidad de fallar.
Miedo al éxito
Ogilvie (1968) sugirió la noción de fobia al éxito basado en la experiencia de varios atletas como un problema que afecta a algunos deportistas. En este sentido el autor identifica cinco síndromes de fobia al éxito:
- Miedo al aislamiento social y emocional que acompaña al éxito.
- Experimentar sentimientos de culpa por hacerse valer en competición.
- Protegerse de la competición por el miedo a descubrir su verdadero potencial. Estos atletas conciben el miedo al fracaso y al éxito como dos caras de la misma moneda (Conroy et al., 2001).
- Miedo a la presión constante de tener que mejorar el rendimiento, batir records, para satisfacer a los fans y los medios de comunicación.
- Temor por superar a un admirado ídolo.
Miedo a la evaluación social negativa
Cox (2009) sugiere que el miedo a ser evaluado por miles de espectadores es una amenaza para la autoestima.
Miedo al daño físico o lesionarse
Determinados deportes pueden tener lances que impliquen un serio riesgo para la integridad física del deportista. Asimismo, el miedo a lesionarse sobre todo tras experimentar una grave lesión son amenazas que pueden afectar al rendimiento del deportista.
Miedo al oponente
Este tipo de miedo se produce sobre todo en deportes individuales donde el deportista se enfrenta sólo a un oponente. Determinados oponentes pueden percibirse como una amenaza insuperable y afectar seriamente al rendimiento.
Miedo al final de la carrera deportiva
Aunque todos los deportistas son conscientes de ello, muchos viven su futura retirada como una amenaza, con gran miedo de lo que va a ser su vida en ese futuro fuera del mundo de la competición y puede llegar a afectar su rendimiento deportivo presente.